Casi tan pronto como nace el cine como industria, los actores se convirtieron en un buen reclamo para llevar al público a los cinematógrafos. Al igual que ahora, la presencia de un actor/actriz favorito era suficiente para que el público acudiera a las salas, lo que motivo que pronto sobresalieran los más populares, al principio por decisión del público y más tarde por prioridades promocionales. Una parte importante de esta promoción se basaba en publicar artículos sobre la vida y carrera de estos actores, que más tarde dieron paso a las revistas cinematográficas. Los estudios fotografiaban a los principales actores o a los últimos descubrimientos escribiendo sobre ellos en muchos casos ficticias biografías que poco o nada tenían de verdad, pero que hacían suspirar a los primeros admiradores de esa primeras figuras de la talla de Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Charlie Chaplin, Rodolfo Valentino e incluso nuestro Chaney.
Una forma de promoción era la de obsequiar cromos en diversos productos, que abarcaban desde el chocolate a uno muy popular sobre todo en Inglaterra: con el tabaco, que constituían extensas colecciones de diversos temas, entre los que los de más calado popular eran los dedicados a las estrellas del séptimo arte.
Este cromo, de curiosa forma ya que lo habitual es que fueran de formato rectangular y de más o menos de 6'5 x 3'5, formaba parte de una colección de cromos circulares que se difundió sobre el año 1923, ya que al dorso como era ya habitual, se incluyen unas notas biográficas que especifica como reciente el gran éxito Hunchback of Notre Dame. En este ejemplo es recalcable la estupenda calidad fotográfica de la imagen.
lidad fotográfica de la imagen. |